Muchos años atrás, por los 2010, nos dimos cuenta de que, si bien algunas familias nos preguntaban para poder dejar a sus hijes más pequeños en nuestros espacios, no nos veíamos preparadas para hacerlo y no teníamos en cuenta qué espacios, qué infraestructura podríamos habilitar.
Nos largamos a empezar un proceso de leer, profundizar y aprender juntas, sin saber a qué llegaríamos. Con Analía García, y compañeras que llevaban años en los centros, arrancamos con ritmo continuado la tarea de discutir miradas de infancia, buscar autoras, leer y preguntarnos. Y en borrador y despacio, empezamos a armar espacios cuidados, con pocos chicos y chicas que necesitaban quedarse desde muy pequeños. Y se sumaron compañeras más nuevas en esta tarea, que también se dispusieron a recibir y apropiarse de las experiencias compartidas.
Pasados otros años, y viendo y creyendo que podíamos documentar, nos desafiamos a escrituras etnográficas, partiendo de pocas líneas que iban y venían con aportes, sugerencias de ampliar y mucho trabajo dedicado y detallista de lectura y enriquecimiento colectivo. Así tomaron forma a lo largo de más de un año los primeros relatos de este libro. Luego, cuando ya casi estaba, en una reunión de coordinadoras, buscamos un título apropiado, que reflejara el proceso: lluvia de ideas, risas y silencios, y la sabiduría y creatividad de Nilda, armó la síntesis “Entretejiendo miradas”.
La vida de cuatro compañeras que nos dejaron y habían sido fundadoras de tres espacios de nuestra organización, fueron memoria viva a las que quisimos dedicar este trabajo. Así, Mónica, Lucía y Celia, Sara, estuvieron en nuestro homenaje en palabras de sus compañeras que rescataron energías y picardías de sus presencias entre nosotras.
“Partimos de evocar y recordar aquellas situaciones y hechos que consideramos valioso de ser contados con quienes trabajan con la niñez, y le dimos rienda suelta a la socialización, la escritura, la lectura y reflexión colaborativa” (García, 2020, p.12)
Luego tapa, imprenta y posibilidad que se haga libro, en momentos de precariedad de recursos, encontraron en Nerina y en la Universidad Nacional de Luján la mano amiga y confiada para concretarlo. La pandemia atrasó, mantuvo en suspenso, lo que en Setiembre 2021 nos vino a regalar, en el mes que celebramos con trabajo comunitario que se hace fiesta y lucha por el reconocimiento de nuestro rol, como trabajadoras y trabajadores populares.
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